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Manuel Tristán Martín Ruiz

Máster en Arqueología – Universidad de Granada
Manuel Tristán Martín Ruiz

Nunca imaginé que mi primera experiencia arqueológica tendría lugar en un rincón tan apartado como Mesquita, una pequeña aldea del sur portugués. Llegué en 2021 sin saber del todo qué esperar, era mi primer contacto con una excavación, y lo hacía en un lugar desconocido, pero desde el primer día aquella pequeña aldea tenía un encanto especial.

Mértola, y el proyecto que la envuelve, no se impone con ruido, pero atrapa con fuerza a todo el que llega. Ese primer verano en el yacimiento de Cercas das Alcarias, dentro del proyecto IACAM, no solo me enseñó el trabajo arqueológico desde dentro, sino que me dejó una huella profunda, académica, pero sobre todo humana. Algo me llevó a volver. Y así lo hice en 2023, 2024 y 2025, cada año con más ganas y con más certeza de que este lugar singular se había convertido en un punto de referencia en mi camino.

Aquel primer contacto me condujo también a Granada y al desarrollo de mi Trabajo Final de Máster, centrado precisamente en los materiales recuperados en el yacimiento. Mértola y el proyecto IACAM, de algún modo, han ido trazando rutas en mi trayectoria que nunca había previsto y que, sin embargo, ahora parecen igualmente claras.

Porque Mértola no es solo su ingente patrimonio: es también proyecto, es paisaje y sobre todo es comunidad. Un espacio donde la arqueología se vive desde el compromiso con el territorio, donde el pasado se reconstruye con rigor, pero también con sensibilidad y con respeto por la memoria de quienes lo habitaron y lo habitan.

Me siento muy afortunado de poder seguir vinculado al Campo Arqueológico de Mértola, y de seguir aprendiendo con y del equipo que hace posible todo esto. Quiero agradecer especialmente a Bilal Sarr y María de Fátima Palma directores del proyecto IACAM, por haberme permitido realizar el estudio de materiales de este yacimiento y todo lo que me han trasmitido en este proceso. Querría dar también las gracias a Clara Rodrigues y Marcos Fernandes, por su acogida y orientación, así como por haberme ayudado y compartido conmigo los días de esta estancia. A Susana Gómez y a Virgilio Lopes, por su disponibilidad y consejo académico, y, por último, a Andreia Rodrigues y Rita Castilho por su acogida en Mértola. En general, quiero darles las gracias a todos por la generosidad, orientación, aprendizaje, ayuda y por todo lo que han compartido conmigo a lo largo de estos años. Gracias a ellos, Mértola no es solo un lugar al que vuelvo; es también un lugar que llevo conmigo.